ET ARCADIA REGO: 07 mayo 2005

- Si, me suena su cara, pero no consigo situarla- mi voz no sonaba sincera del todo, temblaba un poco al hablar.
- Es presidente de TriSoft... entre otras cosas.
- Entonces, puede que halla visto alguna foto suya... acabo de entrar a trabajar en TriSoft.
- Ya lo sabía; si no, no estaría aquí. Tengo información acerca del suicidio del Sr. Mainport; y sabemos que estuvo con usted poco antes de hacerlo.
- Si, prefiero olvidar este tema. Realmente ha sido impactante y no quiero recordarlo.
- Bruce, puedo llamarle así, ¿verdad?, Me gustaría de verdad no tener esta conversación pero es importante para mí y para otras personas mucho más importantes. Escuche con atención: El Sr. Mainport no era solo un viejecito inofensivo. Además de múltiples delitos de robo de patentes, estaban detrás de otros delitos más importantes, como contactos con la mafia. Sospecho que tenía en su poder unos datos que salieron de este edificio y concretamente de este recinto. Al estar financiados por entidades privadas, comprenderá usted que somos muy celosos en cuanto a nuestra información. Y es de vital importancia recuperarla, antes de que caiga en otras manos, ¿ no esta de acuerdo?
- Si, pero aún así no entiendo que tiene que ver conmigo.
- Creemos que usted, accidentalmente, puede tener esa información. Posiblemente no halla reparado en ello, por lo que sería conveniente que el lunes revisara la documentación que tiene en su despacho. Si fuera así, nos encantaría que nos llamara y nos la devolviera.
- ¿Y no debería informar a la policía de esto?.
- Preferimos dejar a las autoridades fuera de esto. Por supuesto que esto no sería gratis. Digamos que le gratificaríamos generosamente con un millón de dólares, ¿qué le parece?.

Me parecía absurda aquella conversación. Con un millón de dólares mi vida estaría resuelta, podría vivir con Gem donde quisiéramos y dedicarnos a viajar y a vivir. Estaba seguro que la información que buscaban estaba en el CD. No tenía ningún interés en quedarme una información que ni quería ni me interesaba.
- Bien, pues digamos que si encuentro esa información. ¿Cómo se lo haría saber? Y ¿Cómo obtendría esa generosa donación?- Dije decidido.
- Tome usted mi tarjeta- dijo mientras buscaba algo en un cajón-Y en cuanto al dinero... le extiendo un cheque a su nombre que podrá ingresar o cobrar en cuanto tengamos esa información. ¿ De acuerdo?
- De acuerdo, si tuviera la información la tendrán ustedes el mismo lunes. Solo una cuestión; ¿Cómo es posible que me hallan localizado tan pronto?, Y ¿Cómo está usted al tanto de la muerte del Sr. Mainport?.
- Sr. Nowland- Dijo mientras dirigía la mirada hacia la puerta. Déjeme que le muestre algo.

Por la puerta entró Frank McCourt. Saludó a Raymond De Piers, y se sentó a mi lado.
- ¿ Que tal Bruce?- Dijo mientras entregaba un papel a Raymond.
- ¿ Qué estas haciendo aquí?-Dije buscando una buena explicación.
- Raymond y yo somos viejos amigos. Estudiamos juntos en Berkeley. Siempre hemos mantenido el contacto. Hace unos meses nos reunimos y me comentó los problemas que habían surgido con el Sr. Mainport. De ahí, que, en cuanto esta mañana me he enterado de lo que ha pasado, se lo he comunicado.

“Cada vez me arrepiento mas de haber ido a trabajar”, pensé. Lo mejor era irme de allí lo más rápido posible,
- Ya, pero eso no explica el que tuviera mi e-mail. No sé que os traéis entre manos, pero prefiero no saber nada más. Si tuviera lo que quiere el mismo lunes se lo entrego y me olvido de todo esto.
- Es usted inteligente- Dijo el Sr. De Piers mientras se levantaba- Deje que le acompañe hasta el coche.
- Gracias, pero no hace falta.
- Insisto.

Franck se quedó en el despacho, mientras el Sr. De Piers y yo, salíamos del despacho.

Me acompañó hasta la zona de aparcamiento. Mientras caminábamos hablamos de lo importante que era el MIT y, que por ejemplo, 53 premios Nóbel habían trabajado y colaborado con ellos.
Cuando llegué al coche, se acercó a mí y me susurró al oído:
- Entenderá que es de vital importancia que no comente el asunto con nadie.
- No se preocupe, seré discreto.
- Espero noticias suyas el mismo lunes. Adios, Sr. Nowland.
- Adiós- dije esperando no tener que verle nunca más.