Me levanté a las siete. Gem haría media hora que se había levantado. Como la puerta del baño no estaba cerrada, escuchaba el ruido del agua caer mientras se duchaba. Fui a la cocina y Gem había dejado el desayuno preparado, el café todavía estaba caliente así que tomé una tostada y una taza de café bien cargado.
- ¿ Cómo estas?- dijo Gem mientras se ponía el albornoz.
- Mal, me muero de sueño. Ahora que vamos a ser ricos, ¿Por qué no nos acostamos otra vez y no vamos a trabajar?.
- Sabes que no puedo-Dijo mientras se dirigía a la habitación- Además todavía no has cobrado el cheque.
- Vale, me has convencido. Voy a darme una ducha. ¿Vienes conmigo a correos?
- No puedo, ya voy tarde. Tengo que estar pronto y ordenar los libros que entraron el viernes a última hora.
- Te llamo al mediodía y comemos juntos.

Gem se fue cuando yo todavía estaba en el baño. Me puse un traje negro y camisa de cuadros. “No estoy tan mal: 32 años, delgado y todavía con pelo, no como mis otros compañeros de Instituto” pensé mientras me peinaba.

Fui a la oficina de correos más cercana. Tampoco llovía hoy e incluso diría que el sol calentaba un poco mas, con lo que el frío casi no se notaba. Me puse en la cola de admisión. Pedí un sobre con relleno para proteger lo más posible el CD, escribí la dirección a la que se tenía que mandar, pero sin remite y lo mandé urgente.
- ¿ Llegará antes de las doce?- Pregunté al cartero.
- Supongo que si- Respondió dejando el sobre en uno de las bandejas.

Abandoné la oficina con una gran sonrisa dibujada en mi cara. Eché una mirada mas al cheque y no podía dejar de imaginar como iba a ser mi vida. Tenía poco tiempo para llegar a la oficina, así que tomé un taxi.

Llegué a la oficina media hora tarde. Cuando llegué, todo el mundo estaba alborotado. La noticia del suicidio del presidente de la compañía había corrido como la pólvora por todos los departamentos. Me abrí paso hasta el ala izquierda, utilicé la tarjeta para entrar y una vez dentro, vi al fondo un grupo de personas entre las que estaba Debra, Franck y otras personas que no conocía. Iba a entrar en el despacho discretamente, pero Debra me vio.
- ¡Bruce, Bruce!- Grito mientras se acercaba a mí- ¿ Qué tal estas? Ya me han contado que le encontraste muerto. ¡Qué desgracia!. En fin espero que no te haya afectado mucho. Aunque pasamos momentos difíciles es ahora cuando tenemos que aumentar el ritmo de trabajo y terminar los proyectos en el plazo. Es una situación delicada, el Sr. Mainport además del presidente, era nuestro principal inversor y financiaba todos nuestros proyectos.
- Puedes contar conmigo- dije pensando que me quedaban pocas horas en aquella empresa.
- Acompáñame, te voy a presentar al futuro nuevo presidente-Dijo mientras se aproximaba al grupo de personas con las que estaba reunidas.
- Bruce, te presento a Howard Benes- dijo mientras hacía una señal a un hombre joven, atlético. Era el típico ejecutivo salido de Yale.
- Encantado- dijo mientras estrechaba mi mano- Supongo que ha sido cuanto menos sorprendente, ¿no es así?. Su mirada resultaba intimidatoria.
- Si, supongo que así es. La verdad es que no esperaba encontrarle en la silla muerto- dije intentando evitar entrar en detalles.
- ¿ Y no habló con usted?. Dicen que los suicidas siempre suelen arrepentirse en el último momento y que necesitan hablar con alguien- El nuevo presidente resultaba exasperante.
- No, la verdad es que solo nos saludamos a la entrada y nada más-Dije dando por zanjado el tema- Luego fui a por un café y lo demás... ya lo saben. En fin... si me permiten me gustaría ir a mi despacho y comenzar a trabajar.
- De acuerdo Bruce- Dijo Debra.
- Encantado de conocerle, Sr. Nowland. Espero que nos veamos por aquí alguna vez- Dijo el Sr. Benes.

A lo lejos, entrando por la puerta vi a Franck. Parecía alegre, sus labios casi dibujaban una sonrisa, como satisfecho. Preferí evitar encontrarme con él.