ET ARCADIA REGO: 25 abril 2005

El reloj se acercaba a las doce de la mañana, la hora establecida para la reunión, así que pensé que podía refrescarme un poco antes de la reunión. Al abrir la puerta vi como, de uno de los despachos salía un grupo de ejecutivos. Me llamó la atención que no hubiera ninguna mujer, pero por otro lado al ver la edad de aquellos hombres pensé que serían de la vieja guardia y no aceptarían a una mujer entre ellos. Aunque no hubiera querido reparar en ellos, el bullicio que formaban era considerable, a simple vista se observaba que cuatro o cinco eran extranjeros por el acento que tenían. Uno de ellos parecía el más importante, ya que los demás callaban cuando él hablaba los demás escuchaban muy interesados. Su cara me sonaba pero no conseguía situarle.
A las doce menos cinco, llamé al despacho de Debra.
- Pase- Dijo desde el otro lado de la puerta.

El despacho de Debra era impresionante; situado en la zona que daba al parque, las vistas eran espectaculares, a lo que ayudaba el ventanal que hacía las veces de pared; estaba decorado con gusto y los materiales eran de lo mejor: Mármol revistiendo las paredes, suelo enmoquetado para aislar el frío, reproducciones de obras del s.XV, etc. En la parte derecha, una mesa de reuniones de caoba negra ocupaba una gran parte del despacho, con lo que supuse que tener una mesa tan grande en aquel despacho era signo inequívoco de que Debra se reunía habitualmente con el equipo. Aunque su mesa estaba situada también a la izquierda como la mía, la suya era bastante mas amplia. Sin duda, estar sentado detrás de esa mesa daba sensación de poder y menguaría la confianza de quien se sentara enfrente. Un poco dubitativo me acerqué a la mesa de reuniones ya que hizo gesto de dirigirse hacia ella. Una vez sentados, cogió su móvil e hizo una llamada. Apenas pasados dos minutos pasaron al despacho dos hombres con bata blanca (aunque la bata blanca la relacionamos con médicos o laboratorios farmacéuticos, es común que la lleven en cualquier departamento de I+D. Venían con una montaña de documentos y carpetas, que contendrían información del nuevo proyecto.
- Os presento a Bruce Nowland- Les dijo Debra a los dos hombres mientras me señalaba- Bruce, te presento a Robert Lindum y Frank McCourt.
- Encantado- Dije, saludando a aquellos dos hombres.
- Igualmente respondieron casi a unísono los dos.

Frank era el mayor de los dos. Rondaría los 40, a mi modo de ver, y era él mas serio. Alto y corpulento, su apariencia estaba mas cercana a la de los terratenientes de Texas que a un ingeniero. Tal y como me saludó, se notaba que estaba acostumbrado a mandar; parecía estar diciendo “bienvenido a MI equipo”. Robert en cambio no llegaba a los 30; seguramente era un licenciado apasionado de la informática, que había acabado la carrera brillantemente, con estudios de postgrado en el MIT (instituto tecnológico de Massachussets) y una vez finalizado, las ofertas de empresas para que trabajara con ellos se agolparían en su mesa. Llevaba un reproductor de CD o mp3 que había apagado disimuladamente al entrar en la sala.
- Bien, sentaros, por favor- Dijo Debra dando por terminadas las presentaciones - Como bien sabéis, Bruce va a intervenir en el nuevo proyecto de Reconocimiento de Voz. Su trabajo, aunque él todavía no lo sabe- Me señalo mientras disimulaba una pequeña sonrisa- será el de llevar supervisar todo lo referente a la seguridad del programa. Así que espero que le pongáis al día y empiece a trabajar lo antes posible. El proyecto tiene que estar acabado en 6 meses y el tiempo corre en nuestra contra.
- De acuerdo Debra, ya sabes que puedes contar con nuestra ayuda-Dijo con voz grave Frank; había acertado al pensar que estaba al frente del proyecto- En pocas palabras Bruce, necesitamos un pequeño milagro: Hemos acabado prácticamente el proyecto, pero desgraciadamente, el anterior analista de seguridad falleció en un accidente de tráfico hace dos semanas, así que necesitábamos a alguna persona con experiencia y disponible en este momento. Lo que queremos es que continúe la labor del anterior analista. En su despacho le hemos descargado una copia de nuestro programa, el dossier de seguridad y las verificaciones que faltarían para que pasara las pruebas de seguridad del Departamento de Calidad Federal. No obstante si usted ve preciso realizar alguna prueba mas, se podría discutir.
- No creo que hiciera falta realizar pruebas adicionales- Robert adelantó el cuerpo al comenzar a hablar- al fin y al cabo yo soy, prácticamente, el creador del código fuente del programa y francamente, las pruebas son totalmente IN-NE-CE-SA-RIAS, no hay ataque alguno que rompiera la seguridad del programa y...
- De acuerdo Robert, pero ya sabes que la Ley de Calidad Federal obliga a realizar esas pruebas, te guste o no. Hemos hablado mas de una vez de eso-Debra no le dejó terminar- Bien Bruce, ¿ quieres aclarar alguna duda?
- Si es posible me gustaría tener acceso a ese código fuente-Dije, sabiendo que el código fuente es la matriz del programa, y los programadores no suelen estar por la labor de divulgarlo por miedo a copias ilegales.
- No es posible, Bruce- Frank resolvió pronto mi duda- Sólo es accesible para dos o tres personas, y obviamente, no te incluye a ti.
“Vaya, marca el terreno rápidamente” pensé mientras Frank y Robert fijaban su mirada en mí.
- Pues exceptuando eso, nada mas, por ahora. Si ahora me disculpáis me gustaría ponerme manos a la obra lo más pronto posible. Estaré en mi despacho hasta tarde-Dije haciendo un ademán de levantarme.
- Bien Bruce, ya sabes que tienes todo nuestro apoyo-Debra buscaba que Frank y Robert asintieran afirmativamente- Bueno que cada uno vuelva a su trabajo.

Dejé que salieran Robert y Frank para hablar un momento con Debra. Tenía razones para hacerlo; no me habían dicho que iba a sustituir al analista anterior y tampoco que el proyecto tenía un plazo de terminación de seis meses. No me molestaba especialmente, pero con tan poco tiempo, si algo fallaba en la seguridad del programa yo sería el cabeza de turco, y siendo así hubiera querido controlar el proceso de principio a fin. Cuando nos quedamos solos, me acerqué a Debra y le dije:
- Por cierto, no me habían hablado nada del trabajo y creía que sería un proyecto nuevo. Espero que colabores.

No quería parecer mezquino, y aunque Debra podía pensar que quería quitarme algo de responsabilidad, lo cierto es que no me podía hacer responsable de lo que hubieran hecho hasta ese momento.
- Por supuesto, Bruce, antes de contratarte comprobamos el trabajo hecho hasta ese momento y se cumplían los plazos previstos. ¡ Ahora todo depende de ti!.
- Podéis confiar en mi, Debra- Mi voz no sonaba confiada ni mucho menos- Por cierto para hacer llamadas al exterior, ¿qué extensión debo marcar?
- No puedes, para ello deber utilizar el teléfono que hay en recepción- ¡Recortes en gastos! En contabilidad creen que se hacían muchas llamadas personales.
- Otra cosa, para ponerme al día, me gustaría venir mañana a primera hora, ¿Habría algún problema?.
- Ninguno, indícalo en recepción para que el guarda de seguridad te permita el paso.
- ¿Guardia de Seguridad en la Planta? No he visto ninguno.
- Sólo está el fin de semana. Cuidamos celosamente nuestros proyectos. Por cierto, ya tienes la tarjeta de entrada en la recepción. No olvides recogerla antes de salir.

La reunión se había alargado hasta la una, con lo que no me daba tiempo a comer con Gem. Intenté localizarla por móvil. Era inútil, cuando entraba a la biblioteca el móvil lo ponía en silencio. Siempre decía que no podía pedir silencio y ella fuera la primera en romperlo. “Confío en que no halla esperado mucho a que llegara”, me dije; Pensé que lo mejorsería comer algo rápido y comenzar a trabajar sobre el proyecto.
Antes de abandonar el edificio, recogí mi tarjeta en recepción. Bajé hasta el Hall y antes de salir, comprobé mi móvil; Gem no me había llamado todavía, así que todavía no había visto mi llamada.